El dominio propio.

El TEMOR: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de temor (cobardía), sino de poder, de amor y de dominio propio”, 2ª Timoteo 1:7. ¡El temor paraliza! Cualquiera que viva con temor, NUNCA cumplirá el propósito de Dios para su vida. El valor NO es ausencia de temor, sino temor confrontado. No debemos permitir que el temor controle nuestra vida; el temor le roba a la mente la razón y la capacidad para ayudarnos a tomar decisiones. Cuando entra el temor, el sentido común y la razón salen. Cuando llegan los problemas, la respuesta natural es tener temor; pero después de tener temor, nuestra siguiente respuesta debería ser buscar a Dios. Si buscáramos a Dios cuando tenemos temor, le oiríamos decir lo que les dijo a los israelitas: “No tengan temor porque YO estoy con ustedes; nunca les dejaré ni les abandonaré. Esta batalla no es de ustedes, sino mía. No teman”. El temor es esperar que algo malo suceda, pero Dios quiere que esperemos que ocurran cosas buenas en nuestras vidas cada día. REMEDIO: cuando sientas temor, primero toma la decisión de que vas a seguir hacia delante; segundo, decide hacer cualquier cosa que quieras o que necesites hacer aunque tengas que hacerla “con miedo”. La fe vencerá al temor