Friday, March 30, 2012

RECURSOS PARA FORTALECER LA VOLUNTAD




· Niégate a lo fácil: evita la tendencia a la comodidad, a dejarte llevar por la pendiente de lo que se resuelve sin sacrificio. Desconfía de cuanto se te ofrece sin esfuerzo.

· Exígete una mayor perfección en lo que hagas cada día. No te contentes con el límite inferior, no tengas miedo a excederte: actúa con amor, que la medida del amor, es el amar sin medida.

· Lucha contra tus defectos cada día: la sencilla pedagogía de aquella  profesora puede servirte de modelo.

- Toma esta rama y rómpela -dijo a su alumna-; ahora coge dos; luego tres, cuatro, cinco...
- Ya no puedo romper tantas.
- Haz lo mismo con tus defectos: comienza a luchar desde ahora, poco a poco, y saldrás vencedora. Pero si dejas que echen raíces, ya te será difícil arrancarlos.

·      No te dejes vencer por el desánimo: Es cierto que seremos de rrotados en muchas oportunidades. Pero el que quiere tener una voluntad fuerte vuelve a insistir todas las veces que sean necesarias, aunque le cueste más y más levantarse después de cada caída.
· Entiende el valor positivo de los sacrificios: los que llegan sin buscarlos y los que tú te propones como ejercicio voluntario para hacer más recia tu voluntad y más firme tu carácter. No hace falta intentar grandes penitencias: las mortificaciones pequeñas, son magnífico medio para formar el hábito de la reciedumbre. Si no se tiene espíritu de mortificación en las cosas pequeñas, no será posible llegar a ser fuertes.
· Cuida de las cosas pequeñas, los detalles: en el trabajo, en la convivencia, en la vida de relación con Dios. "Voluntad. Es una característica muy importante. No desprecies las cosas pequeñas, porque en el continuo ejercicio de negar y negarte en esas cosas -que nunca son futilidades, ni naderías- fortalecerás, viril izarás, con la gracia de Dios, tu voluntad, para ser muy señor de ti mismo, en primer lugar. Y, después, guía, jefe, ¡caudillo!"... (J. Ma. Escrivá).
· Afronta con serenidad los acontecimientos: hay cosas que conviene repensar antes de hacerlas, por urgentes que parezcan; infunde confianza y paz a los que tienes a tu lado; y recuerda aquella breve oración tan conocida: "Dame, Señor, paciencia para soportar las cosas que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar aquellas que sí debo cambiar, y sabiduría para encontrar la diferencia.
· Acepta con paz y alegría las contrariedades de la jornada: esto hace más por la formación de la voluntad, que los grandes sacrificios con los que a veces soñamos.
· No dejes que te domine la pereza: es muy mala compañera. Nece sitas adoptar en todo momento una actitud diligente, erguida, decidida, emprendedora, propia del que ama lo que hace. Es impor tante cuidar en este aspecto no sólo la disposición de la voluntad, sino también la postura exterior del cuerpo y los sentidos.
· Imponte un horario para tus actividades ordinarias: es un modo per manente de exigirse para no dar lugar al abandono en el cumpli miento de los deberes, sabiéndose negar a esas complacencias que nos atraen a lo largo de cada jornada. No se llegará a la recie dumbre de la voluntad sin un plan de vida, a la vez estricto y elástico: que no quite la libertad, pero que fije unas metas a alcanzar.
· Cumple todos los compromisos: haz que tu palabra sea respetada; porque cuando dices sí es porque estás dispuesto a poner todos los medios para cumplir con lo que te comprometes. No seas inestable, no te dejes arrastrar por otros planes cuando apenas comenzabas a vivir el anterior. Sé persistente en tu estudio, tu trabajo, tus deportes y tus aficiones. Acaba lo que empiezas y procura no comenzar lo que sospechas que no podrás llevar a su final.
· Responde noblemente de tus propias acciones: el hombre y la mujer maduran cuando se acostumbran a asumir la responsabilidad por lo que hacen. No descargues tus deberes en tus amigos, compañeros o hermanos. No dejes de reconocer tus culpas y equi vocaciones. No disimules ni mientas para evitar un castigo.
· Procura mantener el buen humor: aprende a sonreír valientemente cuando las cosas no han salido como tú las deseabas. Aprende a no rabiar cuando te contradicen. Acepta alegremente los fracasos y recomienza enseguida.

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